Para Selva

17-12-2011

 A SELVA, MI QUERIDA, NUESTRA QUERIDA AMIGA SELVA.

 

Pena, rencor, lágrimas, impotencia, hastío, rabia, rabia, Pena, mucha Pena.
No pudimos estar allí para abrazarte, para darte nuestro amor sincero,
No pudimos protegerte una vez más, de carniceros de vidas y de sueños.
¡Perdón por no llegar a tiempo! Amiga Selva.

Un perro nada más, un chucho callejero, sin dueño.
Para muchos, es nada, en estos tiempos,
Y sin embargo, para nosotros, un amigo, un compañero de amor y sentimientos.
¡Cuanto dolor, con la terrible y cruel noticia de que has muerto!

Te cubrimos de caricias y de besos,
Interpretamos tus silencios y tus miedos, pero no fue suficiente.
Me descuidé, nos descuidamos y te perdimos, te llevaron al averno.
Perdimos a nuestra niña, a nuestra querida compañera compartida Selva.

Has marchado fugaz al paraíso de los perros,
Nos quedamos solos, solos con tu pensamiento.
Tú siempre estarás entre nosotros,
¡Vivirás en nuestra memoria y sentimiento! ¡Palabra de amor, Selva!

Tenemos un nuevo quehacer, lo ha traído este otoño triste y tierno,
Morir contigo, con las hojas, y resucitar con tu recuerdo.
Un nuevo quehacer todos los días,
¡Recordarte, amiga Selva!

Es la mejor manera que tenemos para que no mueras.
Aunque el tiempo borre tu largo hocico inquieto, tus enormes ojos,
Tu mirada tranquila, tu dulzura, tu esperanza, tu frágil figura, tu amor eterno.
¡Siempre te recordaremos compañera, amiga Selva!

¡Hasta siempre, inolvidable Selva!
Gracias por tanto amor, tanta tristeza.
Un beso y una caricia eterna de tus fieles compañeros.
¡A ti, por ti siempre, mi querida, nuestra querida, amiga Selva!
Descansa, por fin, en paz, Selva. 20 de noviembre de 2011.

 

Autor: Javier Gonzalez de la Higuera